5 series nacionales que, como Barrio Esperanza, apuestan por el realismo y lo cotidiano

En tiempos donde el thriller y la distopía dominan las plataformas, hay ficciones que deciden bajar el volumen y acercarse al mundo tal y como es. Barrio Esperanza, la nueva serie de RTVE, se suma a una corriente de relatos nacionales que ponen el foco en lo pequeño, en lo cotidiano, en eso que pasa sin hacer ruido pero nos define.

Aquí seleccionamos cinco series españolas recientes que, como Barrio Esperanza, nos devuelven a la vida real. A la de verdad. La de la calle, los barrios, las aulas, los vínculos y las segundas oportunidades.

1. Poquita fe (Movistar Plus+)

Protagonizada por Raúl Cimas y Esperanza Pedreño, esta serie es una joya de la sencillez. A medio camino entre la comedia absurda y el retrato tierno de la vida de barrio, Poquita fe habla de una pareja cualquiera con problemas cualquiera: cenas de Navidad incómodas, sueños que no se cumplen, domingos eternos.

Por qué verla: su formato breve (15 min), su tono entre lo ridículo y lo melancólico, y el cariño con el que retrata la precariedad emocional sin caer en el drama.

2. Vida perfecta (Movistar Plus+)

Creada por Leticia Dolera, esta serie ya es un clásico de la nueva ficción española. Habla de mujeres, de cuerpos, de maternidades no normativas, de deseos confusos y vidas que no salen como las esperábamos.

Por qué verla: porque se mete de lleno en lo que se espera de las mujeres, y lo hace con humor, sensibilidad y sin idealizaciones. Como Barrio Esperanza, también apuesta por segundas oportunidades.

3. Fácil (Movistar Plus+)

Basada en la novela Lectura fácil de Cristina Morales, esta serie dirigida por Anna R. Costa retrata la vida de cuatro mujeres con diversidad funcional que comparten un piso tutelado en Barcelona. No busca condescender, ni educar, ni dulcificar. Simplemente muestra.

Por qué verla: porque cuestiona cómo la sociedad (y las instituciones) construyen los márgenes. Y porque el realismo no siempre es cómodo, pero sí necesario.

4. Hit (RTVE)

Más cercana en tono a Barrio Esperanza, esta serie también se ambienta en un centro educativo. Su protagonista, Hugo Ibarra Toledo, es un educador atípico con métodos poco convencionales que intenta conectar con alumnos considerados «conflictivos».

Por qué verla: porque se atreve a hablar de fracaso escolar, de desigualdad y de adolescencia sin moralismos. Y porque pone el foco en la educación pública como espacio de lucha.

5. La Ruta (ATRESplayer)

Aunque parte de un contexto histórico —la ruta del bakalao en Valencia—, esta serie es profundamente emocional. Retrata a un grupo de amigos desde la juventud hasta la adultez, en un viaje lleno de música, amor, desfase y heridas no cerradas.

Por qué verla: porque habla del paso del tiempo, de la amistad, de cómo se nos escapa la vida mientras bailamos. Y porque su realismo no está en el argumento, sino en lo que sentimos al verla.

Por qué importa lo cotidiano

Las grandes historias no siempre vienen con explosiones. A veces basta un aula, una cocina de extrarradio o una conversación en un coche. Estas series demuestran que lo más radical hoy es mostrar lo real, sin adornos, sin ruido, sin necesidad de giros imposibles.

Barrio Esperanza se suma a esta genealogía: una mujer que sale de la cárcel para ser profesora. Un aula pública como campo de batalla. Y una cámara que se queda justo donde la vida pasa sin aplausos, pero con impacto.

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