La dramaturga y directora catalana Victoria Szpunberg llega por primera vez al Teatro de La Abadía con el estreno en castellano de su aclamada obra El imperativo categórico, una de las producciones más celebradas de la escena catalana reciente. Se trata de una comedia descarnada y tierna a la vez, que pone el foco en los efectos de la precarización sobre la vida cotidiana, la universidad, la vivienda y la salud mental.
Estrenada originalmente en el Teatre Lliure, la obra se ha convertido en un auténtico fenómeno teatral, acumulando premios como el Premio de Teatro Memorial Margarida Xirgu a la mejor actriz para Ágata Roca, el Premio Especial del Jurado Teatre Barcelona 2024, el Premio Butaca al mejor texto, el Premio de la Crítica 2024 (mejor texto, actriz y escenografía) y el Premio Ciudad de Barcelona 2024 de Artes Escénicas para la propia Szpunberg.

Imagen de El Teatro La Abadía
Una sátira sobre la ética y la supervivencia
La obra nos presenta a Clara G., profesora asociada de Ética en la Facultad de Filosofía. Con más de cincuenta años, recién separada, sin conseguir plaza fija y a punto de quedarse sin casa, su vida parece desmoronarse. En medio del caos, comienza a sufrir desmayos y ataques nerviosos mientras unos ruidos persistentes y pensamientos oscuros invaden su mente.
Clara ha formado parte del sistema toda su vida, pero ahora es víctima de ese mismo engranaje. Navega entre la frustración y la lucidez, chocando con distintos hombres que representan diferentes caras del poder y la indiferencia social. Su brújula moral, antes firme, se tambalea hasta que un hallazgo casual —un cuchillo de cocina, tan afilado como simbólico— redefine su manera de mirar el mundo y sus propios límites éticos.
A partir de este planteamiento, Szpunberg construye un retrato generacional de enorme precisión: el de quienes, pese a su preparación y su ética, viven en los márgenes de un sistema que ya no recompensa el esfuerzo ni el talento. El texto combina ironía, dolor y lucidez, con momentos de humor que no alivian, sino que subrayan el absurdo de la supervivencia en una sociedad que roza el colapso emocional.
Una puesta en escena que roza lo brillante
La dirección de Szpunberg es sobria, inteligente y profundamente visual. Cada elemento escénico —desde la iluminación hasta el sonido— contribuye a esa sensación de vértigo que acompaña a Clara G. en su descenso (o despertar) ético.
El espacio escénico, aparentemente cotidiano, se convierte poco a poco en un territorio mental: un lugar donde lo real y lo psicológico se entrelazan hasta desdibujarse. El espectador no sólo asiste a una historia, sino que entra en el cerebro de su protagonista, compartiendo su ansiedad, su confusión y su deseo de encontrar un sentido.
Interpretaciones que sostienen la verdad
El trabajo actoral es, sin duda, uno de los pilares del espectáculo. Ágata Roca, merecidamente galardonada por su interpretación, ofrece una Clara G. conmovedora, contradictoria, feroz y frágil al mismo tiempo. Su dominio del ritmo, su ironía y su capacidad de transitar entre la risa y la angustia convierten cada escena en un acto de resistencia emocional.
Junto a ella, Xavi Sáez firma una interpretación camaleónica y precisa, capaz de pasar del humor al desencanto con naturalidad. Ambos crean una química escénica que sostiene la tensión durante toda la función y mantiene al público atrapado en una montaña rusa de emociones.
Crítica de Nerea FerGom
La temporada teatral ha comenzado hace relativamente poco, pero El imperativo categórico apunta ya a ser una de las obras imprescindibles del año. Es un texto actual, valiente y profundamente humano, que no teme hablar de la precariedad, la locura o el desencanto con una dosis de humor tan necesaria como punzante.
Durante la función, Szpunberg nos obliga a preguntarnos si estamos perdiendo la razón o si el mundo que hemos construido nos está volviendo locos. Con pinceladas de sátira cotidiana, la obra aborda la crisis de valores, la desigualdad, el agotamiento social y la soledad contemporánea, sin caer en el dramatismo fácil.
Con un texto gustoso, inteligente y lleno de matices, El imperativo categórico nos recuerda que el humor también puede ser un acto ético, una manera de resistir sin renunciar a pensar.
Este es uno de esos montajes que merece verse más de una vez, porque cada visionado revela nuevas capas de sentido. Y eso, en tiempos de ruido y velocidad, es quizás el mayor elogio que puede recibir una obra de teatro.
🎭 Ficha técnica
- Título: El imperativo categórico
- Autora y directora: Victoria Szpunberg
- Producción: Teatre Lliure / Teatro de La Abadía
- Reparto: Ágata Roca, Xavi Sáez y elenco
- Duración: 90 minutos aprox.
- Lugar: Teatro de La Abadía (Madrid)
- Género: Comedia dramática, sátira social
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