La directora, guionista y productora catalana Judith Colell ha presentado en la 70ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) el estreno mundial de su nuevo largometraje, Frontera. La película, que participa en la Sección Oficial fuera de concurso, cuenta con un elenco encabezado por Miki Esparbé, María Rodríguez Soto, Asier Etxeandía, Bruna Cusí, Jordi Sánchez y Kevin Janssens, y supone la primera incursión de la cineasta en el thriller de época.

© SEMINCI – PHOTOGENIC
Una historia sobre el valor y la memoria
Ambientada en 1943, Frontera rescata un episodio poco conocido de la historia: el de un grupo de habitantes de un pequeño pueblo del Pirineo catalán que desafió las normas del franquismo para ayudar a cientos de refugiados que escapaban del régimen nazi desde Francia.
El filme rinde homenaje a las más de 45.000 personas que atravesaron los Pirineos en busca de libertad y de un futuro en la costa atlántica o en América. Para Colell, la película es también una reflexión sobre la valentía, la solidaridad y la memoria colectiva.
Judith Colell: “Era una historia que merecía ser contada”
En su presentación, la directora —también presidenta de la Acadèmia del Cinema Català— explicó que Frontera ha supuesto un desafío personal y profesional:
«No había hecho época antes ni había tenido un presupuesto tan grande. Para las mujeres siempre es más complicado acceder a estos espacios y, por ello, suelo hacer películas más intimistas. Se trataba de salirme de mi zona de confort, pero era una historia que sentía que merecía ser contada porque dialoga mucho con el presente.»
Colell destacó el proceso de documentación como uno de los mayores retos de la película:
«No hay tanto escrito sobre el tema, pero sí que encontré artículos y libros que hablan de los pasadores. Descubrí historias fascinantes, incluso de personas cercanas a la familia Franco, que ayudaban a la gente a huir de los nazis.»
Una ambientación marcada por la oscuridad y el miedo
La directora subrayó la importancia del trabajo artístico y técnico para recrear la atmósfera opresiva de la época. Desde el diseño de vestuario y arte hasta el sonido y la fotografía, cada elemento contribuyó a reflejar el miedo y la incertidumbre de aquellos días.
«Jugamos con la oscuridad de esa época, tanto literal como simbólica. En esa zona a veces no tenían luz eléctrica, y eso iba muy bien para representar el miedo, ese estado constante de alerta y amenaza, de no saber qué está pasando en el propio pueblo ni quiénes vienen del otro lado de la montaña. Era un trabajo con lo que vemos y no vemos, lo que oímos y no oímos.»
Un microcosmos de humanidad frente al horror
Judith Colell definió el pueblo donde transcurre la historia como un microcosmos moral que refleja las diferentes actitudes humanas frente al horror.
«Hay gente que quiere denunciar y ayudar sin dudarlo. Pero también hay una zona gris con aquellas personas que en un principio miran hacia otro lado, pero luego se dan cuenta de que tienen que ayudar también, aunque eso signifique poner sus vidas en peligro.»
El actor Miki Esparbé, protagonista junto a María Rodríguez Soto, profundizó en la dimensión emocional de sus personajes:
«Los personajes viven con un miedo latente, pero entienden que ayudar no es una opción, sino su naturaleza, su forma de entender la vida. La película es un llamado a la acción en tiempos de barbarie y, al mismo tiempo, un mensaje de esperanza.»
Por su parte, Asier Etxeandía apuntó a la complejidad moral de su papel:
«No puedo decir mucho de mi personaje porque sería un spoiler, pero lo interesante de los seres humanos, lo más bonito de todos, es que nada es lo que parece. Todos somos víctimas de una guerra, da igual el bando en el que estés.»
La memoria como ejercicio político y ético
Uno de los grandes ejes del discurso de Colell es la revisión del pasado para comprender el presente. En su intervención, la cineasta fue contundente:
«La recuperación de la memoria es la única vía para entender lo que está pasando. Y esto es tan importante ahora, en pleno genocidio, como hace tres años con el fenómeno migratorio.»
Esta idea fue compartida por los productores Marta Ramírez (Coming Soon Films), Jordi Frades (Diagonal TV) y Gervasio Iglesias (RTVE), así como por María Rodríguez Soto, quien subrayó el valor político de la memoria:
«Construimos desde la herida, desde una paz tan frágil que parece de cristal y si la tocas se expande el horror que aún continúa latente. La memoria es un hecho político, una asignatura pendiente del Estado español y de la humanidad en general.»
Frontera, un espejo del pasado para entender el presente
Con Frontera, Judith Colell firma una película que combina el rigor histórico con la emoción humana, y que invita a reflexionar sobre cómo los gestos de solidaridad del pasado pueden iluminar las sombras del presente. Su estreno en Seminci 2025 reafirma a la directora como una voz esencial del cine español contemporáneo, comprometida con la memoria, la ética y la mirada femenina.
Galería
Valladolid. 25/10/2025. 70 SEMINCI. FOTO DEL DIA. Frontera, Judith Colell (directora), Miki Esparbé, Asier Etxeandía, María Rodríguez Soto (actores), Marta Ramírez, Jordi Frades, Gervasio Iglesias y Angélica Rubio. PHOTOGENIC.












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