El cine español toma protagonismo en la 70ª Seminci: estrenos mundiales, voces emergentes y memoria colectiva

Dieciséis largometrajes y trece cortos nacionales competirán en Valladolid en una edición marcada por los vínculos familiares, la memoria y las nuevas generaciones

La 70ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) vuelve a situar al cine español en el centro de su programación. El festival, que se celebrará del 24 de octubre al 1 de noviembre, acogerá dieciséis largometrajes de ficción, animación y documental, además de trece cortometrajes de producción nacional en la Sección Oficial. Diez de estas películas se estrenarán mundialmente en Valladolid, reafirmando la vocación de la Seminci como escaparate internacional del talento español.

La inauguración correrá a cargo de Tres adioses, de Isabel Coixet, mientras que una de las producciones españolas inéditas pondrá el broche final en la gala de clausura. Además, el certamen presentará en primicia la serie Yakarta, la nueva colaboración entre Diego San José y Javier Cámara tras el éxito de Vota Juan.

Entre la familia, la memoria y las heridas silenciadas

La programación española de esta edición profundiza en las relaciones familiares, los traumas heredados y las cicatrices invisibles. Destacan los estrenos mundiales de Subsuelo, de Fernando Franco, una inquietante historia entre hermanos tras un accidente, y Lionel, de Carlos Saiz, road movie emocional entre un padre y su hijo.

El cineasta Pere Vilà Barceló presenta Cuando el río se convierte en mar, premiada en Karlovy Vary, que aborda con sensibilidad el trauma de una joven tras una agresión sexual. Por su parte, Judith Colell firma Frontera, un relato histórico sobre el cierre de la frontera franco-española durante la Segunda Guerra Mundial, que rescata un episodio olvidado de solidaridad y resistencia.

Subsuelo, de Fernando Franco

Nuevas voces y relatos desde la animación y el documental

La Sección Punto de Encuentro refuerza el compromiso del festival con las nuevas generaciones. La ópera prima de Irene Iborra, Olivia y el terremoto invisible, supone un hito en el cine español al ser el primer largometraje stop motion dirigido por una mujer. Basado en el libro de Maite Carranza, retrata los desahucios con una mirada poética y social.

Olivia y el terremoto invisible, de Irene Iborra

En el mismo apartado se presentan Forastera, de Lucía Aleñar, premiada en Toronto; Anoche conquisté Tebas, de Gabriel Azorín; y Yrupê, de Candela Sotos, un viaje de memoria personal y científica en torno a la obra perdida de Guillermo Fernández-Zúñiga.

El documental vuelve a ocupar un lugar destacado en Tiempo de Historia, con títulos como Este cuerpo mío, debut en el largo de la actriz Carolina Yuste y Afioco Gnecco, que aborda la identidad trans desde la cercanía, o David Delfín. Muestra tu herida, de César Vallejo, Ángela Gallardo y Rafael Muñoz, un retrato íntimo del diseñador fallecido en 2017.

Este cuerpo mío, de Carolina Yuste y Afioco Gnecco

Animación, ensayo y resistencia en la pantalla

La animación también se convierte en vehículo de denuncia social. Bella, de Manuel H. Martín y *Amparo Martínez Barco, aborda la violencia machista a través de una fábula contemporánea. Mientras tanto, propuestas como Apuntes para una ficción consentida, de Ana Serret, o La fábrica y el sexo, de María Ruido, exploran los límites del ensayo fílmico, cuestionando la representación mediática y el papel de la mujer en los discursos culturales.

En el apartado de Proyecciones Especiales, Leo & Lou, de Carlos Solano, ofrece una comedia dramática sobre dos inadaptados unidos por la fuga y el azar, mientras que Pendaripén, de Alfonso Sánchez, recupera la historia silenciada del pueblo gitano a través de seis siglos de resistencia y memoria cultural.

Leo & Lou, de Carlos Solano

Una Seminci que reafirma su papel en el cine español

Con esta programación, la 70ª Seminci consolida su prestigio como uno de los festivales de referencia en Europa y como plataforma para el cine español contemporáneo, capaz de combinar grandes nombres como Isabel Coixet o Fernando Franco con las voces emergentes de una nueva generación de cineastas. Entre la memoria histórica, los conflictos familiares y la denuncia social, Valladolid se convierte en un espacio de encuentro y reflexión donde el cine sigue ejerciendo su función más poderosa: la de abrir conversaciones necesarias.

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